El Ramadán, el mes de ayuno sagrado del Islam, inició este viernes en buena parte del mundo. Arabia Saudita, país con los templos más relevantes de la religión –incluida la gran mezquita de La Meca-, anunció el comienzo de esta festividad, que este año será particular para muchos fieles en Asia, Medio Oriente y África del Norte.
Las restricciones a la movilidad y la congregación de personas que rigen en distintas partes del mundo han obligado a varias mezquitas a cerrar sus puertas y los peregrinos han debido recluirse en sus casas para rezar, así como limitar el ‘iftar’, la ruptura del ayuno por la noche, que suele celebrarse con una comida festiva y familiar.
En Indonesia, el país con la mayor población musulmana del mundo, el presidente Joko Widodo repitió el llamado a la gente para permanecer en casa, mensaje replicado por organizaciones religiosas. Pero en la conservadora provincia de Aceh, regida por la ‘sharia’ –ley islámica, el pedido fue ignorado y los fieles se aglomeraron en los templos en la víspera del Ramadán.
India, donde un encuentro de musulmanes sunitas a mediados de marzo facilitó un amplio número de contagios, también urgió a los fieles a quedarse en casa, al igual que Malasia. En Sri Lanka y Brunei, por ejemplo, los templos permanecerán cerrados.
Otros países han suavizado las limitaciones a la circulación, como Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Argelia y Egipto, y algunos han permitido el ingreso limitado de oradores a las iglesias, como Bangladesh o Mauritania, mientras que, en Pakistán, por el contrario, el Gobierno levantó las restricciones a las congregaciones en las mezquitas, despertando el temor de los médicos del país.
Las celebraciones limitadas también afectarán a comunidades en el resto del mundo. Entre ellas está la de Guyana que, junto a Surinam, posee el porcentaje más alto de musulmanes de Sudamérica, con más de 80 mil fieles.
Fuente: viernes 24 de abril de 2020 – (France24)
