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Juicio a Cristina Kirchner: escuchó la acusaciones en silencio y desde la última fila

Tres días después de anunciar que será candidata a vicepresidenta, Cristina Kirchner se sentó hoy por primera vez en el banquillo de los acusados por un delito de corrupción durante su gobierno.


En el primer día del juicio oral, la expresidenta escuchó en silencio durante tres horas las acusaciones en su contra por el supuesto direccionamiento de la obra pública en Santa Cruz en favor del empresario Lázaro Báez .

Se sentó en la cuarta fila, lejos de Julio De Vido, José López, Carlos Kirchner (primo del expresidente) y del empresario Lázaro Báez, otros de los 13 acusados. Evitó así la postal menos deseada por el kirchnerismo: una foto junto con los exfuncionarios, íconos de la corrupción, en el comienzo de una nueva campaña electoral.

Cristina Kirchner escuchó con las manos entrelazadas, habló con su abogado Carlos Beraldi y hasta se le escapó alguna sonrisa. Por momentos, levantó apenas la vista sobre su teléfono celular, siempre con el máximo perfil bajo posible. No hubo cruce de palabras ni miradas con sus exfuncionarios detenidos.

En el final de la Sala AMIA observaron decenas de dirigentes kirchneristas que se acercaron a Comodoro Py para acompañarla. Desde los camporitas Axel Kicillof y Eduardo «Wado» de Pedro hasta los exministros Carlos Tomada y Jorge Taiana. Exgobernadores, intendentes del conurbano y dirigentes de organismos de Derechos Humanos, como Hebe Bonafini y Estela de Carlotto, la recibieron con aplausos en su ingreso a la sala. Una multitud pocas veces vista para un juicio por corrupción.


El Tribunal Oral Federal (TOF) N°2, integrado por los jueces Jorge Gorini, Rodrigo Giménez Uriburu y Andrés Basso, inició a las 12.06 el juicio oral que tendría sentencia recién durante 2020, es decir, después de la campaña presidencial. Solo la lectura del dictamen realizado por los fiscales Gerardo Pollicita e Ignacio Mahíques llevaría unas 20 horas; es decir, unas cuatro audiencias semanales. Hoy se llamó a un cuarto intermedio hasta el lunes próximo, a las 9.30.

El único momento de tensión durante esta primera jornada ocurrió antes del comienzo de la lectura de la acusación. El abogado de De Vido, Maximiliano Rusconi, pidió la palabra para adelantar un planteo de nulidad, pero el juez Gorini le dijo que las presentaciones de las defensas se harían recién después de la lectura de la acusación. «Es inadmisible», gritó Rusconi. La lectura nunca más se interrumpió hasta el final de la audiencia, casi tres horas después.

El reclamo de las defensas, que llegó hasta la Corte Suprema, es más amplio: sostienen que la Justicia no produjo las pruebas requeridas por los imputados para una defensa a derecho. Antes de expedirse sobre esas quejas, la Corte requirió al TOF N°2 que le envíe el expediente original, lo que provocó un escándalo porque podía haber retrasado el comienzo de este juicio. Horas después de esa resolución, el máximo tribunal finalmente dio marcha atrás y se quedó con una copia de ese expediente para evitar retrasos. Pero todavía no decidió sobre la queja de los exfuncionarios kirchneristas.

Cristina Kirchner está acusada de liderar una asociación ilícita para defraudar al Estado mediante el direccionamiento de obra pública en la provincia de Santa Cruz en favor del Grupo Austral Construcciones. El empresario Báez, que meses antes del desembarco de los Kirchner en el poder era empleado bancario, construyó en base a estos contratos un imperio que facturó unos $46.000 millones a Vialidad Nacional.

Entre otras irregularidades, los fiscales concluyeron que la mitad de las 52 obras que la Dirección de Vialidad le entregó al Grupo Austral en Santa Cruz no fueron terminadas por Báez, pero el Estado pagó por la obra completa. La denuncia original fue presentada por los funcionarios macristas de esa misma dependencia.

En paralelo a este juicio, la Justicia avanza con los casos conocidos como Los Sauces y Hotesur, señalados por los fiscales como parte de la retribución que recibía la familia Kirchner de empresarios como Báez y Cristóbal López mediante alquileres de departamentos y habitaciones de hoteles.


Aunque dentro de tribunales mantuvo bajo perfil, Cristina Kirchner ya había adelantado su postura en reiteradas ocasiones, incluso esta misma mañana. «Es un nuevo acto de persecución con un único objetivo: colocar a una expresidenta opositora de este gobierno en el banquillo de los acusados en plena campaña», escribió la senadora en su cuenta de Twitter.

El juicio continuará el próximo lunes (será una audiencia por semana) y se extendería durante lo que resta del año. Además de las declaraciones de los imputados, también tendrán que presentarse más de 120 testigos.

La expresidenta solo volverá a presentarse en el juicio cuando tenga que declarar en indagatoria y para el final del proceso, cuando le toque decir las últimas palabras antes de la lectura de la sentencia. Para ese momento podrá volver simplemente como senadora o como la flamante vicepresidenta de la Nación.